Mi escritura reflexiva




Cuando empecé la pre-escritura de este escrito tuve una pequeña crisis porque realmente en la universidad hice uso de la escritura que respondía específicamente a unas cuestiones planteadas por mis docentes o por lo menos eso creía yo. Grave error.


La escritura tiene algo particular y es que en medio de ésta debo ser consciente de que me estoy expresando ante un público determinado. El ejercicio del blog no fue algo nuevo. Surgió en el contexto de una clase donde el profesor nos indicó que los trabajos escritos elaborados en la clase se debían subir a un blog. Inmediatamente entré en pánico y en negación absoluta, porque hasta ese momento había escrito sólo para mí misma, había escrito ensayos para clases pero la verdad pese a mi esfuerzo y dedicación una vez que veía la nota, olvidaba para siempre ese trabajo y pasaba al siguiente. El ejercicio del blog recibió mi rechazo absoluto porque no se trataba simplemente de que mis compañeros leyeran mis textos. No. Iban a  estar en Internet, había la posibilidad  que otros ajenos a mi círculo los leyera. Nunca había pensado en escribir para otros, para otro u otra sí, mis profesores. Pero nunca me había sentado a pensar en un lector, a elaborar un esquema para organizar las ideas, releer mis textos. De cierta forma, ese fue el momento en que hice uso de la escritura reflexiva.


Al principio no fue fácil. Y me dí cuenta de que escribir no es fácil, pero tampoco es imposible. Contaba con una “ventaja” y era que había cierto dominio en la gramática y la semántica. Por lo cual mis lectores no sufrirían por comas mal acomodadas o puntos ausentes que le hicieran perder la respiración. Pero creía que hacía falta algo. No sentía que mis ideas pudieran convencer a los demás y era necesario hacer largas explicaciones que incluso se repetían simplemente para llegar a convencer al lector.  Toda esta búsqueda de convencer al lector, en hacerme entender y no sólo responder a una cuestión, es un ejemplo de escritura reflexiva y fue tan potente que incluso motivó la creación de otro blog, uno más personal, donde yo buscaba expresarme y hacerme entender. Pero que también me hizo repensar mi escritura.


Cuando empecé a escribir en mi blog, publicaba textos que eran trabajos académicos. Está bien. Hay un público interesado en leer este tipo de entradas, pero no todos son capaces de estar frente a una pantalla una hora leyendo un texto. Fue ahí que me di cuenta que las próximas entradas debían ser más cortas y no por eso iba a comprometer mis intervenciones y opiniones, por el contrario, la economía del lenguaje me hizo buscar y encontrar las palabras precisas para querer decir una idea. Hay veces que debemos recurrir a la capacidad de síntesis. Hay momentos en los que menos es más.


Vuelvo al ejemplo del blog pero esta vez para resaltar un aspecto que ya había mencionado: en la escritura se puede volver sobre lo escrito. Releyendo algunos de mis textos he encontrado errores de transcripción o una idea no quedó bien explicada o simplemente quiero reducir los caracteres. Simplemente me voy a la función de edición, corrijo y actualizo las correcciones. Probablemente nadie se entere que el texto fue corregido. La palabra dicha es como la flecha lanzada. Una vez que lances una declaración no hay vuelta atrás. Por supuesto, puede haber una corrección, pero siempre quedará en la memoria lo que dije. La cultura de la cancelación hace uso de este recurso ¿Cuántos no han sido cancelados por sus palabras?


Comentarios

  1. HOLA, KAREN, Aprecio la franqueza en tus reflexiones y el tema es la gran capacidad de síntesis hoy día a la hora de comunicar. Siempre se habla de la economía en el uso de la creación literaria. Puedes contar una historia en 1000 pag o en una de modo contundente y más en estas épocas tan vertiginosas... Karen, di contigo por casualidad; tengo un club de lectura, y el libro de este mes de noviembre es El hombre duplicado de Saramago. Estoy leyendo el trabajo de tú tesis., muy interesante. Me gustaría contactarte y si fuera posible, invitarte al Club el día de la reunión, lo hacemos por Google meet. Nos gusta la literatura, algunos hecho talleres escritura.

    huverc@gmail.com
    Huver Camacho González
    Cel 300 2699663
    Bogotá.

    Gracias,

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