Los retratos reales, imaginarios y paralelos de Alfonso Reyes

 




La  ciencia de la historia  nos sume en la incertidumbre  acerca de los individuos. No nos los muestra sino en los momentos que empalmaron con las acciones generales.

Marcel Schwob 

El legado de Marcel Schwob sigue vigente en la construcción y escritura de biografías imaginarias. Los escritores latinoamericanos no se quedaron atrás. Conocemos de Jorge Luis Borges su “Historia universal de la infamia” (1935). Relatos en los que deja claro que la historia de los hombres puede contarse de otra forma y que la literatura juega un papel importante en la construcción de retratos. Sin embargo, antes de Borges hubo un escritor que tomó el estilo de la biografía imaginaria para esbozar los perfiles de diferentes personajes históricos: Alfonso Reyes.

Retratos reales e imaginarios” (1920) es una recopilación de quince retratos de personajes históricos, en los que prima una mezcla entre personaje “real” y ficción para acercarse a una faceta especifica del personaje sin importar que la veracidad de ésta. La obra de Reyes no puede concebirse sin su antecesor Marcel Schwob y  su obra “Vidas imaginarias”, que se convirtió en una posibilidad literaria para mezclar historia y ficción. En el presente ensayo me propongo hacer un análisis del retrato elaborado por Reyes sobre Baltasar Gracián, reconociendo además de Schwob los precursores que hacen eco en la elaboración del retrato  “Gracián y la guerra”.

En el título del texto de Reyes encontramos inevitablemente la influencia de Schwob. La ironía del título y la  intención del mismo, el interés de contar un episodio que ha sido dejada a un lado por los demás, y antes de comenzar con el retrato, Reyes hace una aclaración: “Trátese de un episodio vivo y no fingido, y lo que nos interesa en el relato es, precisamente, lo que tiene de impresionismo; no lo que hay en él de explicación general.” (Reyes, 1920, Pág. 459). Sin embargo, este recurso no hace referencia exclusivamente a la influencia de Schwob. Hacia el siglo I antes de Cristo, Plutarco escribió una colección de biografías de personajes griegos y romanos: “Vidas paralelas”. Al inicio de la primera biografía Plutarco dice o más bien “advierte”:

Haré porque, purificado en mi narración lo fabuloso, tome forma de historia; mas si hubiere alguna parte que obstinadamente se resistiese a la probabilidad y no se prestase a hacer unión con lo verosímil, necesitaremos en cuanto a ella de lectores benignos y que no desdeñen el estudio de las antigüedades. (Plutarco, p.3)

Siendo las biografías de Plutarco los primeros textos que documentaban la vida de otros, valiéndose de la  tradición oral para complementar aquellos agujeros en la historia o para darle un peso a la narración con algo conocido por todos. En cuanto a la verosimilitud del relato, tanto Reyes como Plutarco explican a sus lectores la intención de sus retratos. Reyes recalca en las primeras páginas que importa del relato es el impresionismo y construcción de éste. De entrada le dice al lector que no interesa la verosimilitud del relato de Gracián, importa cómo lo contó, los recursos que utilizó o en los que se inspiró. Este recurso también se encuentra en el texto de Plutarco, cuando le explica al lector que también es necesaria la poesía y la mitología:

Pues a este modo, habiendo yo de escribir estas vidas comparadas, en las que se tocan tiempos a que la atinada crítica y la historia no alcanzan, acerca de ellos me estará muy bien prevenir igualmente: de aquí arriba no hay más que sucesos prodigiosos y trágicos, materia propia de poetas y mitólogos, en la que no se encuentra certeza ni seguridad. (Ibíd) 

Que reyes empiece el retrato de Gracián con la anécdota de la carta venida del infierno no es gratuita. Con esta historia Reyes además de dar cuenta de un aspecto de la personalidad de Gracián, el humor, también contextualiza históricamente al lector, y relaciona estos dos aspectos con el hecho de que ese humor se verá reflejado en los escritos de Baltasar Gracián sobre la guerra. Una escritura exagerada y fabulada:

Corría un viento furioso y frío que nos derribaba de los caballos. Temíase mucho que nos impediría, ya porque arrebataría la pólvora en desatapando los tapones, y no se podría disparar, ya porque daba a unos en los ojos y a otros de lado. (p.461)

¿Por qué jugársela por el retrato de Gracián? ¿Qué tiene de particular?  Las guerras han sido narradas desde la perspectiva del capitán o general y desde la perspectiva del combatiente. Sin embargo, las narraciones de Gracián dan cuenta de las dos perspectivas y de la visión de un hombre religioso enviado por la Iglesia. Las narraciones de Gracián también dan cuenta de la influencia de otras narraciones de guerra como las de Napoleón. Este aspecto es resaltado por Reyes y la presencia de Schwob es innegable. El mexicano se encargó de resaltar un aspecto característico de las narraciones de Gracián: “belleza” de le guerra o ésta contada de forma artística, partiendo de un hecho que a muchos le parecía cómico. Pero el aspecto más característico de este retrato es el paso que de le da Reyes a la palabra de Gracián en el momento adecuado, Reyes se vale de los escritos de Gracián para mostrar el aspecto que desea resaltar en el retrato. Primero hace una compleja pero concisa explicación del espacio histórico- literario y lo complementa con un fragmento de Gracián:

Después, pasaron las manos sacrílegas sobre el campo, y todos quedaron desnudos. “Hasta D. Carlos de Mendoza estaba en cueros con dos heridas: una que le atravesaba del cuello al costado, y otra en la cabaza.”(P. 461)

Nuevamente vemos el papel que cobra la literatura en la construcción de los retratos y como el legado de Schwob sigue vigente no sólo en el estilo de escritura, también en la reflexión que hace él sobre rechazar la idealización de las vidas que hacen los historiadores , ya que desde otros aspectos se puede abordar una vida y contar una historia sobre ella. En “Retratos reales e imaginarios” Alfonso Reyes materializa esa reflexión, construyendo retratos que se basan más en los aportes que hicieron estos personajes en sus épocas históricas que aspectos casi personales de ellos y que han sido explotados en demasía. Así, estos retratos tienen el estilo narrativo de Reyes, pero también el de Schwob y el de Plutarco, sus precursores.



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