Taekwondo y ocio: las emociones en el deporte individual
En el libro Deporte y ocio en el proceso de la civilización (1977) Norbert
Elias muestra la “otra cara de la moneda del control y de las restricciones que
coartan nuestra expresión emocional en la vida corriente” (Elias, 1967, p.87):
las actividades recreativas. En ellas se puede apreciar como también hay un
aflore de la emocionalidad, un autocontrol (porque la emocionalidad no se puede
desbordar de la misma forma en todas las actividades recreativas). El deporte
se convertiría en una de estas actividades recreativas, a las que Elias llama
actividades miméticas (retomando el concepto de mimesis utilizado por
Aristóteles para describir como en la comedia y la tragedia, hay una imitación
de los sentimientos que se da en la vida real). Mediante estas actividades
miméticas, como ya las designa Elias, hay un desbordamiento de emociones y
sentimientos, una catarsis. Pero los sentimientos y emociones que afloren al
apreciar, por ejemplo, una final de futbol, donde para algunos espectadores hay
un sentimiento de nacionalismo al ver a su equipo representado a su nación,
pone al espectador en tensión cuando el balón está cerca de la cancha, lo
emociona cuando el balón está cerca de la cancha contraria, celebra cuando hay
un gol, hay una vivencia de emociones agradables.
El
ejemplo anterior hace alusión al papel que cumple el espectador al apreciar un
partido de fútbol, donde está involucrado un número de cantidad de personas.
Ahora me parece pertinente abordar un ejemplo donde se haga referencia a la
emocionalidad del actor, en este caso el deportista, específicamente en una
disciplina deportiva individual: el taekwondo. Arte marcial de origen coreano, que
contiene una modalidad de combate individual. Dos personas se enfrentan y gana
quien marque la mayor cantidad de puntos, que se logra de acuerdo a la
ejecución de unas técnicas válidas (sólo se marca con el pie- patadas, en un
área permitida, la pechera o peto, no hay puño a la cara, sólo al peto). En
este ejemplo no sólo estamos viendo como en el deporte hay unas normas de juego
que buscan una práctica deportiva. Hay en los combates una representación
mimética de un enfrentamiento físico. El deportista se encuentra en una lucha
sin tener que asumir los riesgos y peligros de ésta. La norma social que le
indica al individuo que no debe irse a los golpes contra otra persona, se
suspenden para darle paso a un espectáculo donde tanto actor como espectador
viven la emoción de un enfrentamiento, disfrutan de los puntos marcados, si la
técnica limpiamente ejecutada llevo a un K.O, y por supuesto hay un disfrute de
la victoria de uno y la vivencia de la tristeza por la derrota del otro.
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