De "escritora" a Escritora
Debo
comenzar diciendo que me gusta escribir pero no tengo ínfulas ni talento. Sin
embargo, en muchas ocasiones me he sentido satisfecha con lo que he escrito. En
ese momento me siento una Escritora y no una escritora, además debo reconocer que en un pasado escribir un
texto de cualquier clase me resultaba aburridor. Ahora me veo en retrospectiva
y descubro que ese aburrimiento no era más que un miedo a escribir. Miedo a que
llegara alguien y dijera “Eso no es un cuento”, miedo a que destrozaran
lentamente los argumentos que justiciaban mi tesis “Disculpa, compañera. Tu
tesis es débil porque…” y miedo al profesor, su temible lapicero rojo y sus
incómodos “Umm” mientras leía mi texto. Miedo.
Al
llegar a casa releía mi texto y descubría que había entregado un texto con
muchos errores de redacción y cohesión. Había una coma donde debería continuar
una idea o simplemente finalizarla con un punto y aparte. Sentía vergüenza y otra vez sentía miedo. Vergüenza
+ Miedo = inseguridad.
Debo reconocer
que la situación cambió cuando conocí el ensayo. La verdadera noción de ensayo.
Salí
del colegio pensando, perdón, creyendo que el ensayo era un escrito
exclusivamente técnico. Donde debía poner más ideas de pensadores famosos y
unas cuantas líneas de lo que yo pensaba. Pero un profesor me mostró que si
bien el ensayo utilizaba argumentos de “autoridades” para justificar los
argumentos, en el ensayo debemos mostrar lo que pensamos, lo que creemos y lo
que concluimos de un tema particular. Es arriesgarnos a “alborotar el avispero”
en la mente del lector con argumentos muy bien justificados.
Creía
que escribir era sentarse frente al computador. No. El proceso de escritura de
cualquier clase de texto toma tiempo. Ahí descubrí que a mi inseguridad debía
agregarle que nunca había tenido un método cuando me sentaba a escribir. El proceso de escritura toma tiempo: primero
debemos hacer el ejercicio de la preescritura, en el cual escribimos las ideas que
podrían conformar el texto, las analizamos y establecemos el hilo del escrito.
Este ejercicio puede tomar hasta tres horas. El segundo paso es la escritura,
es comenzar a darle forma al escrito. Puede durar hasta siete horas. El último
paso es uno de los más importantes: la revisión. Si mis textos eran destrozados
por los compañeros se debía a graves errores de redacción. Cada texto puede
necesitar hasta dos horas de revisión para establecer y corregir los errores de
cualquier clase. Cada día aprendo a mejorar mi escritura, cada día cuestiono lo
que escribo y lo defiendo cuando debo exponerlo ante un público. Ahora creo que
escribir es cómo una operación: Soy el cirujano, la hoja mi paciente. Quien
necesita de mi ayuda para vivir o revivir.
Descubrí que a la hora de escribir es
necesario estar seguro de lo que se escribe. La seguridad se convirtió en la
clave para ser una Escritora y vencer ese miedo a escribir. Además del bagaje literario que te acompaña
en el proceso de escritura. Éste se volvió mi arma contra los argumentos
punzantes de los compañeros. De la poesía aprendí la economía del lenguaje, de
los cuentos a contar un suceso sin
aburrir ni entrar en detalles innecesarios, de los ensayos el cómo persuadir y
convencer a mis lectores. Ya no tengo miedo, pero no me confío y escribo cada día para forjar una imagen de
Escritora.
Comentarios
Publicar un comentario