La tragedia griega como intertexto, pretexto y argumento de "La hojarasca (1955)" de Gabriel García Márquez




La hojarasca (1955) de Gabriel García Márquez es un conjunto de intertextos. Sin embargo, en medio de la lectura de las obras literarias,  se puede encontrar que los intertextos no sólo sirven para consolidar el estilo de la obra, también funcionan como argumento de la historia. De esta forma, la primera novela de nuestro Nobel colombiano se convierte en un experimento literario, donde García Márquez se encuentra definiendo un estilo que lo caracterizará en el resto de sus novelas. Esta reflexión girará en torno a mostrar como el  intertexto de Antígona  y el concepto de tragedia, hacen parte del argumento de la historia y como La hojarasca se convierte en un pretexto que abarca los temas de la muerte y la pérdida de autoridad en  los inicios de un pueblito imaginario que se convertirá en el protagonista de varias obras de García Márquez: Macondo. 

La tragedia griega  Antígona  de Sófocles es uno de los intertextos que salen a flote. Primero el epígrafe de la novela proviene de  Antígona . Antes de empezar con la narración se convierte en una advertencia para el lector sobre lo que ocurrirá sí alguien decide incumplir la “ley” del pueblo: "Este bando dicen que el bueno de Creonte ha hecho pregonar por ti y por mí, quiere decir que por mí; y me vendrá aquí anunciar esa orden a los que no la conocen; y que la cosa se ha de tomar no de cualquier manera, porque quien se atreva a hacer algo de lo que prohíbe será lapidado por el pueblo."

A medida que avanza el relato, representado con los monólogos de los tres personajes principales, el Coronel, su hija Isabel y el niño, hijo de Isabel, van dando pistas sobre lo que ocurre en Macondo el día que el Doctor decide suicidarse y el pueblo espera con ansías el olor de su cuerpo insepulto. El relato del Coronel va dando pistas sobre la condena. Cuando el alcalde llega a la casa trata de impedir que el cadáver salga de la casa: "Tengo la certeza de que ha sido así. Y él lo sabe pero tiene el propósito de perder el tiempo por miedo a crearse compromisos. Se le conoce la cobardía en esa manera de moverse sin dirección precisa. Una cobardía doble y contradictoria: para impedir la ceremonia y para ordenarla" (García,1955, Pág.34)

Pero Antígona  como tal no es el único intertexto presente en la trama y argumento de las temáticas abordadas en  La hojarasca. El concepto de tragedia y la Tragedia cómo tal es exclusivo de la Antigua Grecia.  Resulta interesante cómo García Márquez, rescata la noción de lo trágico y como el hombre se encuentra marcado por su propio destino, determinado por las acciones cometidas. Desde que el doctor llegó a Macondo, su destino y el da la familia del Coronel ya estaba escrito. El propio Coronel lo admite:

Cuando le dije a Meme que abandonara nuestra casa, que siguiera el rumbo que consideraba más conveniente a su vida; y después, aunque Adelaida me echó en cara mis debilidades y flaquezas, yo he podido rebelarme, imponer mi voluntad y por encima de todo (siempre lo había hecho así) y ordenar las cosas a mi manera. Pero algo me indicaba que era impotente ante el curso que iban tomando los acontecimientos. No era yo quien disponía las cosas en mi hogar, sino otra fuerza misteriosa, que ordenaba el curso de nuestra existencia y de la cual no éramos otra cosa que un dócil e insignificante instrumento. Todo parecía obedecer entonces al natural y eslabonado cumplimiento de una profecía. (García,1955, Pág.99)

De esta forma, García Márquez se ha encargado de darle un papel al pueblo. En esta novela, el pueblo es observador y es el encargado de hacer valer la sentencia. Sin embargo, el Coronel decide enterrar al doctor, cumplir su promesa, y a medida que avanza el relato, vemos como la autoridad del pueblo es superada por el Coronel, sin embargo, el final de la novela deja pensando al lector, porque al final se presiente que el pueblo sí se hará escuchar. La autoridad del pueblo y tanto el doctor como Macondo tenían escritos su destinos.  En Antígona  ocurre lo contrario: el pueblo está pendiente de la sentencia del rey Creonte. Cuando el rostro de Polinices aparece cubierto con un poco de tierra, los guardas empiezan a culparse entre sí porque se violó la ley del rey en su presencia. Empieza la persecución del rey para encontrar al que violó la ley y castigarlo.


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