La Historia en "El demonio en la proa" (2008) de Edgar Collazos


“La Historia ha sido escrita por los vencedores”. Con esta premisa queda claro que los sucesos son contados por aquellos que tienen los medios para contarlos. Lo mismo ocurre con la Historia que enmarca los grandes sucesos de una nación, donde al final sólo llegamos a conocer una parte de lo ocurrido. Hay una focalización en la historia con base en los relatos de unos personajes específicos y una fragmentación en la verdad. Ante esto deberíamos preguntarnos "¿Qué ocurrió realmente?"

Con la novela histórica, la literatura empieza tomar terreno en la historia y empieza a cuestionar la Historia oficial o en el mejor de los casos "complementarla".  El reino de este mundo  (1949) del cubano Alejo Carpentier, es una novela donde la rebelión haitiana cobra otro matiz que se separa de la historia oficial tan conocida por los vencedores. La historia de Haití se encuentra inmersa en la magia africana,  la naturaleza exuberante toma protagonismo y le aporta el misticismo con la que han definido y caracterizado a América Latina. Este es uno de los ejemplos latinoamericanos que permite mostrar cómo el cambio de foco permite contar una nueva historia que incluso tiene la posibilidad de superar a la Historia.

Partiendo de lo anterior, este trabajo tiene el objetivo de reflexionar en torno al papel que juega la Historia y el cambio de focalización en la novela El demonio en la proa (2008) del escritor colombiano Edgar Collazos, donde un acontecimiento histórico permitió la creación de esta gran novela donde los piratas y los mitos del mar, la selva y el Valle del Cauca cobran fuerza para mostrar cómo la imaginación cumplió un papel en la historia de una ciudad y un departamento que pocos conocen.

Los piratas  han  sido descritos en la literatura como marineros sin alma, con la terrible necesidad de sangre y conquistar el mar y los tesoros que hay en él. Pero en la novela, se reconoce que  su condición de piratas no los volvía invencibles ante el mar: “Eran piratas, de los peores, pero ante la adversidad y ante el empuje de las olas eran solamente hombres, diminutas criaturas abrazadas a los aparejos del barco con temor a la muerte.” (Collazos, 2008, Pág.19)

En esta novela, la erudición de los piratas puede llegar a resultar inverosímil, pero le aporta a la construcción de la historia y reconstrucción de la Historia una lucidez sobre lo qué es la vida en el mar, siendo uno de los elementos más representativos en la novela. De igual forma, el narrador aporta datos significativos sobre lugares representativos del Valle del Cauca como La Bocana, Málaga, La Buenaventura, creando una reconstrucción histórica e imaginativa de estos lugares. Llama la atención la mención de los conquistadores de estas tierras. No se trata de una mención gratuita, sino que es la historia del Mar del Sur que invita al lector a repensarse estos espacios que pueden pasar sin historia. El recorrido de estos piratas en estas tierras se convierte en un recorrido por la historia

El primer conquistador en descubrirlo fue un lugarteniente de Pascual de Andagoya llamado Juan Ladrilleros; experto marino y hombre capaz de grandes proezas en el mar. Su capitán Belalcázar, por orden del rey, le asignó la misión de buscar la ruta que une el Mar del Sur con el continente. (Collazos, 2008, Pág.49)



En la primera parte de la novela conocemos el motín que se llevó a cabo por los piratas. Buck encuentra el libro de la bitácora del capitán y en ella pudo encontrar las aventuras que ese galeón y su tripulación vivieron. Este primer relato llama la atención porque retoma las vivencias de los piratas pasados y el lector lo contrasta con lo que viven los piratas en  la historia “presente” de la novela

Los piratas se ubicaron dentro del barco, mientras se sorprendían de la grandeza de su pasado, pues encontraban vestigios de sus antiguas aventuras en los testimonios que años atrás otras tripulaciones habían dejado en sus componentes... De sus leyendas no quedó una sola historia; las azotó el tifón del tiempo contra las rocas de la memoria y sólo ahora, las mareas del recuerdo nos cuentan que fueron pequeños guerreros que sometieron la plenitud del planeta dócilmente, estrechándolo, haciéndolo más pequeño, arando los océanos con la ayuda de astrolabios y compases, guiados con torpes cartografías que apenas sí tenían clara la rosa de los vientos; y un Oriente y Occidente hechos en los talleres cosmológicos de Ausburgo  y Lisboa... (Collazos, 2008, Pág.14)

El demonio en la proa ningún detalle es gratuito. Cada elemento tiene una historia que aporta a la construcción de la Historia. Podríamos tomar como ejemplo la historia de la medalla que le pertenecía al viejo Aristides. La medalla le había pertenecido a un samurái que había escapado de su país. Se escondió en una barca y ésta fue arrastrada por las olas hasta llevarlo al pacífico colombiano. Así mismo, las descripciones que hacen sobre las enfermedades típicas de la selva alimentan el imaginario de la novela, pero lo más importante es que estos mitos y leyendas cobran un sentido al estar juntos. Ya Alejo Carpentier hablaba de la exuberancia y grandeza de América Latina, rasgo con el que fue conocido y caracterizado el Nuevo Mundo por los europeos. Todas la historias creadas por el imaginario europeo y alimentado por los habitantes de estas tierras posibilitaron la creación de mitos y leyendas que fueron pasando de generación en generación gracias a la oralidad.

Un mundo donde no existe la delimitación de géneros, hecha por el hombre, entre lo mineral y lo vegetal; el inusitado reino creado por el capricho barroco de un Dios alquímico preso en su misión de hacer perseverar sobre el mundo el inventario de las primeras formas artísticas de la creación. (Collazos, 2008, Pág.70)

Algunos pudieron ser reales o inspirados en la realidad, otros probablemente sólo eran falsedades, lo cierto es que en la novela el lector va recreando estas historias que han sido olvidadas por muchos o en el peor de los casos se desconocen por completo. Como ejemplo podemos traer los nombres de algunos pueblos del Valle del Cauca

Los trabajadores que escucharon la noticia en El Salado enloquecieron de tristeza y se rebelaron contra la autoridad de don Francisco, a quien le reclamaban sus mujeres; éste, en un gesto de generosidad y comprensión, respondió con el envío de un grupo de bellas esclavas para que rehicieran con ellas el amor perdido, para ello les dieron a beber las infusiones de una planta nacida en las tierras de El Salado llamada Quereme, de donde el pueblo tomó el nuevo nombre de Queremal[1] (Collazos, 2008, Pág.69)

Pero las historias narradas dentro de la novela no sólo hacen referencia a la historia de la geografía vallecaucana. Mientras los piratas recorren las selvas del Valle, van leyendo el diario que encontraron en el barco tomado, en él están consignados todas las aventuras que vivió  Pedro Cieza de León que incluyen la geografía de los lugares visitados, las batalladas enfrentadas y los tesoros obtenidos. Sin embargo, uno de los detalles más importantes en estas historias es la construcción de la imagen del pirata. El relato del pirata Orejas rotas da cuenta de eso. Primero tenemos una descripción física

medía casi dos metros y tenía grandes ojos azules; el cabello rubio era largo y rebelde, sometido con un moño logrado por una pinza  fabricado con un blanquísimo hueso de una ballena que él mismo había matado con su arpón, contrastaba con los tatuajes medievales que tenía grabados por todo el cuerpo. (Collazos, 2008, Pág.96-97)

Imagen que se complementa con la concepción religiosa que se tenía de los piratas

Los curas de toda la comarca arremetieron en sus sermones no sólo contra el pirata sino también contra la simpatía que le profesaba la población negra. Acusaban de contubernio a las mulatas, a las negras, y a las mestizas, con el anticristo inglés que ya hablaba como ellas, e hicieron azotar en la plaza central al farolero y luego lo amarraron por noventa días con sus noches en la callecita de las acacias amarillas, acusado de apagar a deshoras las luces de la ciudad y meter de noche en la jaula a las mujeres para que el pirata fornicara (Collazos, 2008, Pág.100)

Mientras los piratas escuchan las historias de Orejas Rojas, Henry Morgan se empiezan a sentir motivados por sus aventuras y búsquedas de tesoros, llegando a cuestionar lo qué son el actualidad y lo que deberían dedicarse realmente, ya que ellos fueron enviados a Cali para llevar un recado.  De esta forma, se reivindica la imagen del pirata como hombre de aventuras, valiente, con un físico exuberante que llama la atención de las personas.

Otro de los aspectos que retoma la novela son las costumbres de lo que fue la Cali en sus inicios. Los esclavos son usados para el tratamiento de las haciendas que están en crecimiento. Hay unas familias blancas tradicionales que tienen el dominio sobre las tierras y los esclavos. Se llega a mencionar el origen de lo que hoy es conocido en Cali como el barrio Vallado que en ese entonces era el Vallano, un barrio donde vivían todos los negros esclavos porque los blancos creían que en las noches iban a robar a sus haciendas

El Vallano era un barriecito divertido como su gente. El fragor africano, sus historias u sus sueños de aldea ya se las tragó el tiempo y sólo quedan en un limbo de olvido algunos recuerdos. Allí vivían el mutelaje, artesanos pobres, agricultores, contrabandistas, soldados y músicos. Vivían también dos poetas, unos maestros de escuela y algunos vaqueros de las haciendas de caña (Collazos, 2008, Pág.133)

El voceo tan característico en la forma de hablar en los caleños es explicado desde sus orígenes. Este es uno de los elementos más representativos de El demonio en la proa porque está reconstruyendo un suceso histórico mediante la ficción. Pero también para caracterizar la estructura social de una sociedad. Ya decía que en Cali estaban se estaban creando las grandes haciendas y era necesario la mano de obra de los esclavos. De esta forma, Cali fue construida incluso lingüísticamente por el mestizaje entre los esclavos, mulatos y blancos: “Los mulatos y negros que por más de doscientos años libraron una guerra fonética contra la censura de la Iglesia y contra los patricios de La Merced, habían logrado la victoria lingüística, imponiendo el voceo y sus declinaciones verbales a toda la población.” (Collazos, 2008, Pág.135)

El voceo también le otorga a la novela un elemento cómico. Cuando Botavara le dice irritado a Pompeya que no entiende por qué hablar de Vos cuando se puede hablarle a otra persona tenían que agregarle a cada frase al final de la sílaba ve

-No entiendo por qué dicen "Vos", cuando tienen que decir "Tú", y por qué dicen "tené", cuando se debe decir "ten"- decía irritado.
-Vos nunca vas a entender eso-le decía Pompeya-y si no te acostumbrás, mejor andate de aquí. (Ibíd.)

El vos era utilizado para llamar a los señores y cómo los negros todavía están esclavizados, llaman a todos vos. La continuidad del voceo en Cali  y el resto del Valle del Cauca en la actualidad han cambiado. Ya no es utilizado para referirnos a un señor, sino que es un pronombre que indica informalidad en la comunicación. Esta transformación del voceo es muy interesante pero lo más importante es que se convirtió en una marca lingüística que caracteriza a Cali del resto de Colombia.

Así, en esta historia de piratas va se reconstruyendo la Historia de Cali y el Valle del Cauca. En El demonio en la proa el autor cumple con dos objetivos: (1) Reconstruir la historia de Cali incluyendo elementos de la oralidad caleña y vallecaucana  y a partir de esa reconstrucción (2) construye una historia donde se cuestiona la verdad de la Historia oficial. Al inicio de esta reflexión mencione a El reino de este mundo de Alejo Carpentier con el ánimo de mostrar un ejemplo de reconstrucción de la Historia a partir del cuestionamiento de la historia oficial, la de los vencidos. De esta forma, la novela histórica va reconstruyendo la historia partiendo de una nueva focalización. Se podría llegar a pensar que esta “refocalización” no cumple una función específica y que sería un ejercicio ocioso de la literatura. Sin embargo, en medio de esta ociosidad veo un juego donde se cuestiona lo que han dicho los vencedores: una historia limpia de imperfecciones. Pero en estas reconstrucciones de la historia veo también una reconstrucción de la costumbres de una comunidad y éstas no pueden desligarse de su pasado, de lo qué  algunas ves fueron.  

Al negar estas costumbres se está negando una parte de la historia y de la identidad de un departamento tan variado en costumbres. El mestizaje entre color de piel  pero también en costumbres hizo de la ciudad de Cali una ciudad multicultural y que incluso, aunque algunos quieran negarlo, en la actualidad seguimos apropiándonos de elementos de otras comunidades para poder definir una identidad colectiva, una que permita decir “Soy caleño”. El festival de Petronio Álvarez es uno de esos espacios donde los caleños se reúnen para disfrutar de la cultura del pacífico colombiano donde también  está una parte del Valle del Cauca. La gastronomía, la música y el vestuario caleño también es un mestizaje de culturas afro, mulatas y “blancas”. Pero también los mitos, leyendas, relatos que se van transformando con el paso del tiempo y con el paso de boca en boca. De esta forma,  no podemos hablar de La Historia caleña sino de historias caleñas. En El demonio en la proa el autor realiza este ejercicio. Sin embargo, va más allá porque el revive un relato de oídas que muy pocos caleños conocen: la llegada de piratas a Cali.




[1] La cursiva es mía

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